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Foto del escritorluisa fonseca

El covid, protagonista en los juzgados

“Un tinto en la tienda de la esquina de la carrera séptima con 17, era el inicio de mi día laboral” dice Luis Fonseca, al llegar al centro de Bogotá tenía una rutina clara. Llegaba a su oficina a consultar la página de la rama judicial y ver el estado de avance de los procesos, luego salía a los juzgados para consultar las decisiones de los jueces, esta parte del día, sin duda, siempre lo estresaba. Después de largas filas miraba la hora para ver si tenía tiempo de almorzar, pero usualmente el tiempo era poco y efímero. Regresar a la oficina era su única opción. Al llegar se sentaba en su computador a preparar los recursos u oficios, luego de terminar, ya pasadas las 3, se levantaba de su computador para dirigirse al juzgado y radicar el escrito.

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Más de 420.000 juristas están registrados en la Unidad de Registro Nacional de Abogados, Colombia es el segundo país con más abogados en el mundo después de Costa Rica, pero la pregunta que varios se hacen es ¿qué pasó con los abogados y fiscales en pandemia? Muchos tienen la interrogante de cómo ejercieron fiscales desde su casa y como abogados independientes buscaban nuevos casos en medio de un encierro interminable.


Lo que comenzó con un simulacro de cuarentena término en cinco meses de encierro en donde también salieron afectados muchos profesionales, entre estos los abogados litigantes o independientes; al no poder consultar en los juzgados el estado de los procesos ocasionó que se estancaran, además la cuarentena tomó a todos desprevenidos, por lo tanto era difícil tener acceso a algunos expedientes, esto dificulto más la situación a la hora de estar en casa, ya que al no tener algo que hacer la única opción que quedaba era cocinar. Esta fue la situación que le tocó a Luis Fonseca, abogado desde hace 30 años y que con sus 70 años aún seguía subiendo 24 pisos para llegar a los juzgados. Todo esto cambió al inicio de la pandemia.


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En años pasados esa era la rutina de Luis Fonseca, en donde el covid-19 no tenía ningún protagonismo en nuestras vidas, pero lo cierto es que al llegar el 2020 la justicia en Colombia tomó un giro de 180º. Los primeros dos meses de pandemia fueron totalmente inactivos para muchos, en el caso de este abogado la situación no fue diferente. “Mi día se basaba en revisar algunos casos y ver otras formas de conciliación entre las partes, además, por lo que hacer el desayuno y el almuerzo para toda la familia se constituyeron en paliativo como tareas diarias en medio de este encierro obligatorio”.


Posteriormente el gobierno declaró la reapertura de diferentes sectores y esto ocasionó que los juzgados empezaran a trabajar paulatinamente por medios digitales y virtuales. El impulso de algunos procesos son el fruto de esta reactivación, pero debido al poco conocimiento tecnológico que algunos tienen; abogados y trabajadores del estado cometen errores, esto provoca que algunos casos continúen estancados.


La situación actual ha generado que muchos abogados y trabajadores de la rama judicial se encuentren en una situación incierta y de total zozobra con respecto a la presencialidad, puesto que no muchos están dispuestos a continuar trabajando desde casa. Uno de sus trabajadores del Consejo Superior de la Judicatura opina que es casi imposible volver a la presencialidad por lo que queda del año, realizar audiencia en las instalaciones de paloquemao, reabrir juzgados y recibir personas en las diferentes instalaciones es un tema complejo y debido a que no hay certeza de que la situación actual está controlada, él cree que es imposible que se dé luz verde a volver a la normalidad. Esta declaración se confirmó con un comunicado dado por esta misma entidad el día 2 de octubre en donde informan que este año terminará en total virtualidad.


Situación que aparte de afectar a muchos abogados independientes, también ha ocasionado que los fiscales y jueces tengan que ajustarse a nuevas tecnologías, nuevos tiempos, e incluso acoplarse a su familia compartiendo la vida laboral.


Este es el caso de Jacqueline Romero, Fiscal de la unidad de lavado de activos a nivel nacional, y trabajadora del estado por más de 25 años, esta profesional en años anteriores tenía casos a nivel nacional, durante la semana debía viajar dos o tres veces a la semana entre Cali, Medellín y Bogotá, esta situación se tornó tediosa y desgastante, no obstante, ella siempre tuvo claro su objetivo, el cual era encerrar a los responsables de lavar divisas dentro de Colombia.


Esta rutina que tuvo entre 2018 y 2019 la llevó a replantearse a finales de 2019 la situación laboral, y llegó a la conclusión que debía terminar lo más pronto posible los procesos que tenia fuera de Bogotá, finalmente logró preacordar con algunos de los indiciados en procesos de transporte ilegal de divisas y a finales de año sabía que esté nuevo año no estaría tan ajetreado.


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Llegó el 2020 e inicio como cualquier otro, realizando estadísticas mensuales, audiencias hasta altas horas de la noche, pero en palabras de ella “afortunadamente este año sabía que no tendría que viajar tanto, quizás como fiscal de apoyo en algún caso, pero yo tenía claro que mis procesos en otras ciudades ya habían acabado”. Inicia marzo y la vida le cambió drásticamente a esta fiscal quien se levantaba a las 6 de la mañana para estar antes de las 8 en su puesto de trabajo, luego recibir informes de investigadores, después ir a paloquemao a radicar audiencia y en la tarde noche hacerlas. esta rutina le cambió. Los primeros días de cuarentena fueron entretenidos para ella y su familia, intentaban jugar y entretenerse con actividades, en ocasiones hacían cursos para entender más a fondo acerca del tema de medios tecnológicos, pero cuando ya inicio en forma la situación laboral desde casa fue donde ella noto que esto no iba a ser fácil y que en realidad debía aprender a usar Teams, Zoom y las nuevas plataformas que muchos usan con el fin de tomar clases, hacer reuniones y en el caso de esta fiscal para legalizar información e interceptaciones de los diferentes indiciados en los procesos que lleva.


Las audiencias virtuales demandan mucho más tiempo que una presencial, el fiscal al tener el proceso en físico debe hacerle llegar cada acta, informe de los investigadores y solicitudes al juez para así poder dar inicio a una audiencia, para Jacqueline esta tarea de escanear documentos, digitalizar los procesos no ha sido nada fácil.


––hay jueces que piden lo básico y permiten realizar la audiencia, he incluso algunos con lo que anteriormente se hayan legalizado documentos del proceso no ponen problema, solo piden la solicitud de la audiencia de ese dia, pero me ha tocado con otros jueces que piden prueba de toda la trazabilidad, he incluso me ha tocado escanear casi 200 hojas para poder sustentar un control previo––


En el lenguaje de los abogados un control previo se hace para pedir una interceptación de líneas o búsqueda de los indiciados en las bases de datos públicas, por lo tanto son audiencias que no toman mucho tiempo pero algunos jueces les gusta estar claros en lo que los fiscales están pidiendo.


La situación no ha sido nada fácil, la virtualidad trajo consigo grandes cambios dentro de la vida familiar y laboral, todos en casa, es ahora una nueva normalidad que en el caso de esta fiscal ha sido un gran alivio y descanso en el ámbito laboral, y también la oportunidad de compartir con su familia y hacer nuevas cosas que hace mucho no tenía el tiempo de hacer, esto la tienen agradecida con la nueva normalidad y el aumento de resultados.


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Estos casos son de personas que escogieron la misma carrera, el derecho, pero por diversas razones se fueron por ramas totalmente diferentes, el primer abogado, Luis Fonseca es independiente y civilista y administrativista, por tal razón lleva proceso de divorcios, herencias y demás; en cambio la Fiscal Jacqueline Romero decidió especializarse en el ámbito penal el cual le apasiona mucho y demuestra esto con todos los años que le ha dedicado a la fiscalía, organización pública y perteneciente al estado, con estas dos historias se ven varios matices, pero un mismo final en medio de esta pandemia, ambos terminaron encerrados en medio de la virtualidad y con poca certeza de lo espera para el futuro.


En medio de todo esto hay que reconocer que no solo las personas sufren sino también las compañías e incluso los famoso bufetes de abogados, quienes a pesar de trabajar con compañías, alcaldías y además tener importantes casos, en medio de esta pandemia también han padecido con la virtualidad.


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Este fue el caso de Alex Fonseca quien es director y dueño de un bufete muy prestigioso de la ciudad de tunja, Fonseca & Fonseca, que como objetivo principal siempre fue el concurso de conformar un grupo de profesionales del derecho a fin de ofrecer un servicio eficiente en cada una de las ramas del derecho.


––Yo buscaba que el bufete fuera atendido por verdaderos especialistas, ello implicó desde un comienzo mantener un stock suficiente de asesorías y procesos, por lo mismo un presupuesto mensual que permita atender las necesidades de este incluyendo el aspecto publicitario y la remuneración de cada uno de los abogados asociados. ––


Al llegar la pandemia se generó un choque mental al no encontrarse nadie preparado para ello pero en este caso el bufete de Alex Fonseca, desde hace diez años estableciò los procedimientos propios de la certificación ISO 901, la cual obliga a que todas las intervenciones de cada uno de los profesionales del derecho inscritos al despacho se hagan a través de medios digitales y los archivos permanecen en la internet para, todo aquello resultó ser favorable al bufete puesto que sin lugar a dudas así será el futuro del ejercicio de la profesión.


––Para ninguno de los profesionales del bufete le fue extraño adelantar los procesos de forma virtual al punto que hemos sido reconocidos como un bufete adelantado en el tiempo frente a los mismos juzgados que aún carecen de eficiencia en el sistema digital.–––


Es decir, este bufete se adelantó en el tiempo para afrontar la pandemia.


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El derecho, es una profesión que como muestran los datos, es una de las más estudiadas en Colombia, y esto se ve reflejado es el campo laboral, pero en esta pandemia se concluyó que el derecho es una pasión y debe ser escogida como una profesión de vocación, no solo porque al enfrentarse a un juez se debe tener tenacidad y convencimiento al defender o culpar, sino también porque al estar en una sala de audiencias las emociones salen a flor de pie, la tensión en el ambiente es evidente, y esto puede ocasionar que la decisión del juez tome un giro de 180º con tan solo una mirada o acción del abogado o fiscal.


Además de esto, durante este año fue evidente que trabajar para el estado resulta traer más garantías para la vida profesional, no por el pago sino también porque a pesar de que no se estén realizando audiencias presenciales o trabajando desde un puesto de trabajo, los trabajadores del estado siguen ejerciendo normalmente, en cambio al mirar el otro lado de la moneda, donde encontramos a los abogados litigantes vemos que al entrar en cuarentena su panorama era desolador y al no tener que hacer, ni ingresos, muchos tuvieron que trabajar en otras ocupaciones o sacar de sus ahorros para mantenerse económicamente, mientras las entidades deciden hacer algo para cambiar esta virtualidad e intentar volver a la presencialidad, la vida de muchos abogados tendrá que tomar otro rumbo que no es precisamente acorde con su carrera, todo por la dificultad de adaptarse a la tecnología digital que seguramente imperara en el futuro, indudablemente.





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